Modelos de vida … y muerte

Charo Mármol. alandar.org

Si les hablo de Roseana Murray posiblemente no sabrán quien es. Si nombro a Juan Arias, seguro que ya habrá un grupo de personas que sepan situarle: periodista , corresponsal durante muchos años en el Vaticano, escritor de un gran número de libros, entre otros “El Dios en quien no creo”, que a muchas y muchos nos ayudó a poner en palabras lo que desde la fe estábamos viviendo. Juan, además de muchísimas cosas, es muy buena gente y un buen amigo.

En 1995 viajé con él y un grupo de periodistas a Brasil, donde nos encontramos con Pedro Casaldáliga. Fue un viaje extraordinario. Siempre lo recuerdo con mucho cariño. Era el primero de los viajes que haría con periodistas desde Manos Unidas.

Juan en ese viaje conoció a la escritora y poeta Roseana Murray. Y esto le cambio la vida. Dejo El País, periódico y su país, España, cruzó el charco y se fue a vivir a Brasil junto con esta mujer que, desde el principio intuí que tenía que ser una gran persona para provocar semejante cambio en un hombre ya maduro, en un momento de la vida donde los cambios y las rupturas de nuestra monotonía nos cuestan más.

Empecé a seguir en Facebook a Roseana y me cautivó su sonrisa y su quehacer. Cada cierto tiempo reúne en su casa, la “Casa de Juan y Roseane”, a grupos de alumnas y alumnos de escuelas públicas de las periferias pobres de Brasil y comparten “Pan, café y poesía”.

El 5 de abril, fue atacada por tres perros pitbull. Se temió por su vida. Aunque sobrevivió, hubo que amputarle un brazo, el derecho, además de múltiples heridas en la cara y en el resto del cuerpo.

Desde el primer momento me puse en contacto con Juan y he seguido día a día toda la evolución de esta impresionante mujer. Juan escribió sobre este momento en El País.

Roseana no perdió la sonrisa en ningún momento. De las primeras cosas que dijo es que ahora tendría que aprender a escribir con la mano izquierda, Y enseguida comenzó a escribir un libro que ya ha publicado: “El brazo mágico”.

Roseana me ha hecho pensar mucho sobre lo fácil que es mantenerse feliz, comunicativa, sonriente… mientras las cosas van bien, pero creo que la talla y la valía de las personas se muestra cuando la vida te da uno de estos reveses. Esta mujer ha suscitado grandes muestras de admiración y cariño en todo Brasil y para mí se ha convertido en un ejemplo a seguir y me ha hecho entender mejor el gran cambiazo de Juan.

No puedo extenderme mucho más pero no quiero dejar de nombrar a Carme Elias, y su libro Cuando no sea yo. A Carme le diagnosticaron Alzheimer en 2019 y decidió escribir y publicar este libro. Escribir un libro de memorias mientras la mía se desvanece es arriesgado. Aun así, siento la tentación de hacerlo. Amo la palabra escrita. Siempre me ha gustado y la he saboreado como intérprete. Soy actriz de profesión y, lo que es más importante, de vocación…. Son regalos de mi fugitiva memoria y de los diarios que he escrito a lo largo de muchos años… Sí, tengo Alzhéimer. Pero todavía soy plenamente consciente de lo que hago y de cómo lo hago, y a todo esto empiezo a cogerle el gusto”

Carme para mí es un modelo de cómo afrontar una de las enfermedades más terribles y, sobre todo, como enfrentarse a un final. “Quiero morir con dignidad”, afirma, dejando claro que no quiere que le alarguen la vida cuando ya no sea ella.

De Ramón Lobo ya he hablado en este mismo espacio. El 4 de agosto hará un año de su fallecimiento. Acabo de leer el libro que finalizó pocos días antes de morir.  Pensión Lobo: Habitación número 13. Es un libro que habla de la muerte, pero es un libro lleno de optimismo y aceptación. Leerlo es como estar hablando con Ramón y ver su cara socarrona y sus ojos sonrientes. Lo único seguro que tenemos en esta vida es que hemos de morir y lo mejor es prepararnos para que esta no nos coja desprevenidos. Sin aspavientos, como un acto más de nuestra vida y disfrutando de cada momento que tenemos. Ramón ha sido un ejemplo de vida y de muerte.

No tengo espacio, pero podría nombrar a muchas más personas que son modélicas en su forma de vida y yo una afortunada por conocerlas y aprender de ellas. Seguro que ustedes. también las tienen. Disfrútenlas

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