Historia de las Teologías feministas

 Lucía Ramón. cristianismeijusticia.net

1 Volver al cristianismo originario

El punto de partida: se trata de volver al cristianismo originario. Las teologías feministas nos recuerdan que no es aceptable considerar como ajena una cuestión en la que Jesús de Nazaret tomó posición de forma inequívoca. Varones y mujeres son imagen de Dios y tienen la misma dignidad. Él llamó a las mujeres a un «discipulado de iguales» y en sus enseñanzas morales y espirituales no estableció distinciones en función del sexo.

Elisabeth Schüssler Fiorenza desarrolla este concepto en In Memory of Her: A Feminist Theological Reconstruction of Christian Origins (1983). En Discipleship of Equals: A Critical Feminist Ekklesialogy of Liberation (1993), ella articula la ekklesía (asamblea eclesial) como un discipulado de iguales que pueda hacer presente la basileia (el Reino de Dios).

 2 El feminismo ilustrado

El feminismo ilustrado como antecedente y marco de referencia de las primeras teologías feministas cristianas. El feminismo surge como un movimiento cuya meta no es hacer prevalecer un sexo sobre otro, sino construir un mundo en el que no exista una mitad invisible y en el que desaparezca la tiranía de unas personas sobre otras. Un mundo de mujeres y hombres libres y responsables de sus propias vidas. Las teologías feministas cristianas asumen esta vocación universalista de la tradición feminista ilustrada y descubren en sus ideales y objetivos una clara relación con las aspiraciones fundamentales del cristianismo originario.

En 1673 el sacerdote y filósofo Poulain de la Barre, considerado el padre del feminismo moderno, escribe Sobre la igualdad de los dos sexos.

 3 Las sufragistas del siglo XIX  

La segunda ola del feminismo muestra cómo a menudo el pensamiento teológico feminista y la lucha social y política por los derechos de las mujeres y su plena ciudadanía fueron de la mano y se reforzaron mutuamente.

Elisabeth Cady StantonLucretia Mott y Susan B. Anthony, autoras de La Biblia de las mujeres (1895 y 1898), también promovieron la convención y la Declaración de Séneca Falls (1848), un hito fundamental del movimiento feminista que culminó con la obtención del voto femenino en muchos países.

4 Acceso de la mujer al sacerdocio

En los años cincuenta del siglo XX comienza una segunda etapa en el ámbito protestante centrada en el acceso de la mujer al sacerdocio, ya que solo las iglesias libres de América practicaban la ordenación de las mujeres desde 1853. El acceso gradual a la educación teológica y al ministerio de las mujeres protestantes tuvo un momento culminante entre 1955 y 1975 con la aprobación de la ordenación de las mujeres en la mayoría de las denominaciones protestantes (metodistas, presbiterianos, luteranos y episcopalianos).

5 Acceso de las mujeres a los estudios teológicos universitarios

Las teologías feministas surgen gracias al acceso de las mujeres a los estudios teológicos universitarios en los años sesenta y setenta del siglo XX en Europa y Estados Unidos. Estas teólogas, en su mayoría mujeres blancas, de clase media y de diferentes denominaciones, inician una reflexión crítica sobre el método y el discurso teológico, su unilateralidad y sus efectos sobre la vida de las mujeres. También introducen en su teología las preguntas y aportaciones de las teóricas y activistas feministas de la llamada tercera ola del feminismo: Simone de Beauvoir, Kate Millet y Betty Friedan, entre otras.

Mary Daly, Letty Russell, Rosemary Radford Ruether y Elisabeth Schüssler Fiorenza sentaron las bases de la teología feminista contemporánea. No se limitan a criticar las teologías que justifican la dominación masculina y la subordinación femenina, sino que, además, reconstruyen y reinterpretan los símbolos teológicos nucleares (Dios, humanidad, hombre y mujer, pecado, salvación, creación, etc.) de un modo igualitario e inclusivo.

Un ejemplo significativo de este periodo es la obra de Rosemary Radford RuetherMujer nueva, tierra nueva. La liberación del hombre y la mujer en un mundo renovado (1977).

6 Las teologías feministas se consolidan

Entre 1968 y 1975 las teologías feministas se consolidan influenciadas por la teología latinoamericana de la liberación y la teología negra norteamericana. En las teologías de la liberación, los pobres constituyen el lugar socioteologal por excelencia, pero en sus inicios las mujeres pobres, su situación específica, sus cruces, sus preguntas personales y grupales eran invisibles, no existían para los teólogos varones. Por ello, las teologías feministas de la liberación demandan una teología más inclusiva, ya que la subordinación de la mujer aparece en todos los contextos y culturas, y los más pobres de los pobres, en su mayoría, son mujeres y niñas. Además, las teologías feministas críticas de la liberación sacan a la luz una de las causas principales de la pobreza y la opresión: el sexismo.

Dos obras interesantes para explorar esta perspectiva son El rostro oculto del mal: una teología desde la experiencia de las mujeres, de la brasileña Ivone Gebara, y Teología feminista. Teología de la liberación: los límites de la liberación, la praxis como método de teología latinoamericana de la liberación y de la teología feminista, de Elina Voula.

7 El Concilio Vaticano II

El Concilio Vaticano II y su recepción fueron decisivos para el pensamiento de las teólogas católicas. En sus documentos oficiales, el Concilio Vaticano II rechaza toda forma de discriminación por razón de sexo (Gaudium et Spes n.o 29), proclama la igualdad de derechos en el mundo del trabajo, la cultura y la familia, y subraya la importancia de la participación de las mujeres en los diversos campos del apostolado de la Iglesia en concordancia con su participación mayor en la sociedad. Pero la distancia entre las declaraciones de principios y los mínimos avances en la práctica promovieron el desarrollo de la teología feminista católica y de los movimientos de mujeres cristianas dentro y fuera de la Iglesia.

En Holanda, Catharina Halkes, que había estado muy involucrada en el Concilio Vaticano II, publica su primer libro, Tormenta después de la Calma (1964), y, ese mismo año, la suiza Gertrude Heinzelman publica No permaneceremos calladas más tiempo: las mujeres hablan sobre el Concilio Vaticano II.

La obra de la teóloga católica Elisabeth A. Johnson La que es. El misterio de Dios en el discurso teológico feminista, publicada en inglés en 1992, recoge de forma sistemática las aportaciones de las teologías feministas hasta la fecha en torno a la cuestión de Dios.

8 El movimiento ecuménico

El movimiento ecuménico ha sido un ámbito privilegiado para potenciar el liderazgo eclesial y teológico de las mujeres. Sin el compromiso del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) o de la Asociación Ecuménica de Teólogos del Tercer Mundo, especialmente a partir de 1983, año en el que se creó en Ginebra la Comisión de Mujeres, difícilmente puede entenderse la irrupción de las teologías feministas en Asia, América Latina, África, Oceanía, Sur y Este de Europa. El I Encuentro Intercontinental de Mujeres Teólogas del Tercer Mundo se celebró en Oaxtepec, México, en diciembre de 1986. Un período decisivo en el trabajo y la cooperación de las mujeres cristianas promovido por el CMI ha sido el Decenio Ecuménico de las Iglesias en Solidaridad con las Mujeres 1988-1998.

9 Una nueva etapa

En los años ochenta del siglo xx, las teólogas de África, Asia y Latinoamérica, mujeres indígenas y de las minorías de los Estados Unidos, abren una nueva etapa: advierten del peligro de identificar la experiencia particular de un grupo de mujeres con la experiencia de «la mujer». La teología feminista se enriquece con las reflexiones de otros contextos culturales y se ve confrontada con las diferencias entre las mujeres y la complejidad e interseccionalidad de las relaciones de opresión, en las que sexismo, racismo y exclusión económica son interdependientes, y en las que también participan las propias mujeres. Ellas han mostrado elocuentemente que somos diversas y que no somos inmunes a la lógica de la exclusión.

Algunos ejemplos son las obras de Chung Hyun KyunLucha por ser el Sol una vez más (1990), y Mercy Amba Oduyoye y Musimbi Kanyoro (eds.), Mujeres, tradición e iglesia en África (1992).

10 La actual fase de desarrollo

La actual fase de desarrollo de las teologías feministas ha traído consigo muchos cambios. En primer lugar, una nueva generación de investigadoras que en algunos casos ya no se encuentran tan estrechamente ligadas a las iglesias o incluso al cristianismo. El feminismo cristiano sigue desarrollándose como una disciplina académica, como un movimiento de base dentro de las iglesias y como crítica cultural a la sociedad. En segundo lugar, ha cobrado mucha importancia el diálogo y el trabajo conjunto con los estudios feministas y de género interdisciplinares en el ámbito universitario. En tercer lugar, la necesidad de un nuevo pluralismo es hondamente sentida. Así, el diálogo que la teologías feministas mantienen con la tradición se ha ampliado para incluir otras tradiciones religiosas, éticas y políticas. En cuarto lugar, otras preocupaciones importantes son el ecofeminismo, que ha sido tratado desde sus orígenes, el legado del imperialismo, el colonialismo y el racismo, así como la necesidad de construir teologías poscoloniales y una teología de las migraciones. En quinto lugar, a partir de la reflexión sobre la diversidad sexual y una concepción del género reductivamente binaria, monolítica y heterosexista, ha surgido con fuerza la reflexión de las teologías queer y transgénero. Finalmente, la agenda del futuro de las teologías feministas está marcada por la voluntad de fortalecer la sororidad entre mujeres a nivel global y una solidaridad que valore las diferencias y reconozca el hecho de que no tenemos identidades monolíticas, sino plurales y en construcción.

[Imagen de Freepik]

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