LA ESPERA

Matilde de Torres Villagrá. Desde El Vacio

Cuando las circunstancias son adversas, difíciles de encajar o dolorosas, cuando vivimos situaciones que no podemos manejar y las cosas no son como nos gustaría, es propio de lo humano tener prisa porque pasen, precipitarse hacia posibles soluciones pensadas para que todo termine cuanto antes, añadiendo a la dificultad propia de la situación el sufrimiento que produce la resistencia, por lo que con mucha frecuencia se hace muy largo el proceso que se vive como interminable.

La mente con su actividad incesante no suele ayudar, más bien entra en bucles de preguntas sin respuesta, de posibles soluciones, de búsqueda de culpables y de culpabilidades. Pasará de un extremo a otro infinidad de veces al día y a remolque de estos vaivenes en el pensamiento incontrolado, las emociones se amontonarán dentro.

Ante toda esa confusión la prisa porque todo acabe aumenta y el tiempo jugará su juego de miedos y esperanzas, de futuros oscuros o luminosos, de pasados que vienen revestidos con la carga de irremediables. Se estirará convirtiendo en horas los minutos y desplegará todo tipo de fantasmas… todo revuelto dentro, mezclado con la situación que ha desencadenado la tormenta.

A veces sólo necesitamos saber esperar. Esperar en el más puro sentido de la palabra, ya que no es esperar algo, sino simplemente esperar, estar presente, no es la espera inquieta que nace del rechazo a lo que es y espera la solución que cree saber, sino la que surge de la apertura incondicional a lo que es desde ese no saber que nos acerca al Misterio, la espera del que respeta profundamente el proceso sin interferir.

A veces, sólo hace falta tener paciencia, es decir, abrirse a la ciencia de la paz reconciliándose con el momento tal y como se presenta, soltar expectativas y dejar de mirar al futuro imaginado para no perderse nada del presente vivo, porque también hay flores que sólo se abren de noche y regalan su aroma en la oscuridad.

En cada circunstancia, incluida ésta que estás viviendo ahora, hay un regalo, discreto y poderoso como la semilla que se despliega oculta en lo oscuro. No tengas prisa, tienes la eternidad disponible.

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