Matilde de Torres Villagrá. Desde el Vacio
Cada mañana, la vida nos brinda nuevas sorpresas, un nuevo comienzo, una nueva oportunidad.
Con paciencia infinita, con total aceptación y con un respeto absoluto, nos invita una y otra vez a VIVIR.
Hay mañanas que despierta con nosotros un corazón agradecido, y la luz se vuelve más clara y el aire más liviano y un fondo de alegría serena matiza cada experiencia.
Hay una paz disponible en ese momento y permitimos que nos alcance.
Basta con un “GRACIAS” al abrir los ojos para que comencemos el día con renovadas fuerzas, con ganas, dejando espacio al entusiasmo que acompaña a la novedad, a la sorpresa del día que comienza.
Cada mañana despertamos con todas las posibilidades disponibles, con todos los recursos preparados para vivir lo que llegue.
Cada situación que nos presente el nuevo día podrá ser vivida de muchas formas posibles, desde la apertura y la acogida al enfrentamiento y la resistencia, desde la protesta y la exigencia al agradecimiento y la aceptación, desde el victimismo y la queja al aprendizaje y la oportunidad…
Cada mañana, podemos despertar a la aventura o a la rutina, al descubrimiento o al aburrimiento, al absurdo o al milagro, a “lo de siempre” o a la maravilla… y lo curioso es que todo está bien, no hay juicio ni exigencia, simplemente hay un continuo ofrecimiento amable y respetuoso, discreto y cálido, que no se ofende, que no se cansa, que no atosiga… puro Amor.
Al abrir los ojos sólo hace falta un instante de conciencia para darnos cuenta de que podemos elegir cómo queremos recibir el día.
Hoy, decido, en esta mañana que comienza, seguir el impulso de este corazón agradecido y abrirme confiadamente a la vida. El día está por recorrer.
¡Gracias!
