«Sois la luz del mundo»: justicia económica, ecológica y de género

Ivone Gebara

 Ivone Gebara. Teóloga ecofeminista. Brasil. alandar.org

“Un mundo en tinieblas. ¿Hay razones para la esperanza?”  ha sido el título bajo el que la Asociación Teológica Juan XXIII ha celebrado su 44 Congreso de Teología. “Creemos que el cristianismo radical, entendido como ir a las fuentes antropológicas del ser, del vivir y del convivir y a las raíces evangélicas, puede y debe contribuir a salir del colapso en el que se encuentra el mundo”, proclama su mensaje final. Especialistas de diferentes ámbitos aportaron sus análisis y propuestas, disponibles en la web del Congreso. La teóloga brasileña Ivone Gebara clausuró el evento con la intervención de la que ofrecemos un resumen.

Nada puede ser solamente luz, ni solo tinieblas. Nada tiene sentido y significado absoluto. Así, mi reflexión se ubica desde un cierto cristianismo contemporáneo marcado por pluralismos, luces y oscuridades. Además, tomo en consideración, desde una perspectiva poético reflexiva, el crecimiento del cristianismo ecofeministaa partir de 1980,en el que no hay un pensamiento único y no está integrado en las teologías oficiales de las Iglesias cristianas debido al patriarcalismo jerárquico, la dogmática tradicional, las interpretaciones bíblicas habituales y las estructuras políticas y económicas que las Iglesias sostienen.  

¿Cómo se reconoce la luz y quién la reconoce? 

Hay que admitir la complejidad de la luz y de las tinieblas cuando se trata de procesos históricos. Teniendo en cuenta este límite, hay que considerar primero un proceso epistemológico de percepción desde el ecofeminismo de las realidades de nuestro mundo a través de categorías de conocimiento adecuadas. La primera categoría es la de la mezcla, componente fundamental de la vida y de la epistemología que da soporte a la reflexión ecofeminista. Todo es mezcla de todo.  Luz y oscuridad son parte de una misma realidad física, cognitiva, psicológica, emocional y religiosa. No se percibe la luz sin algo de oscuridad ni la oscuridad sin algo de luz. 

La oscuridad de nuestro mundo está transida de pequeñas luciérnagas caracterizadas por algo que podríamos llamar, desde la mezcla que somos, irrupción de la multiplicidad interdependiente y plural que conecta todo con todo y de los derechos y no derechos de todo lo que la compone. Es la multiplicidad interdependiente que irrumpe en la conciencia de algunas mujeres y varones frente a los retos de nuestro tiempo. 

La oscuridad de nuestro mundo está transida de pequeñas luciérnagas. Las luces no vienen sólo de científicos, sino de las luchas y resultados concretos en la vida del planeta y de sus habitantes.

Esa irrupción crea un malestar e insatisfacción frente a las teorías dualistas jerárquicas que siguen dando soporte a nuestro conocimiento, produciendo jerarquías y destrucciones dentro y fuera de las teologías.   

Las luces no vienen sólo de científicos que observan los problemas de los ecosistemas, sino de las luchas y resultados concretos en la vida del planeta y de sus habitantes. Las mujeres, homosexuales, transexuales y otros grupos se unen en contra de los dualismos excluyentes consagrados como voluntad de Dios. Levantan la voz y gritan: ¡BASTA! En este grito nace algo de luz, de libertad, la posibilidad de cambio, la salida del cautiverio de las injusticias. 

La terquedad de las mujeres 

 ¿Quién dijo que todo está perdido? 

El ecofeminismo comprende la vida. Hay que recordar que eco viene de oikia, nuestra casa mayor, y feminismo porque son las féminas las que se están organizando frente a la violencia contra sus cuerpos, a la destrucción de las vidas plurales, al desamparo que el mundo patriarcal ha creado para desarrollar la ganancia o el lucro como valor de relación humana.  

Nosotras, que hemos sido barridas de la dirección del mundo, consideradas segundas, sexo frágil, incapaces de representar al pueblo y en especial al Dios patriarcal, nos rebelamos contra las leyes discriminatorias y la jerarquización de la vida. La nueva comprensión que proponemos no excluye a los varones y les invita a bajar de su superioridad ilusoria, de su pretendida divinidad, de su egocéntrica ciencia y a enfrentarse a la interdependenciaentre los géneros, más allá de las jerarquías patriarcales excluyentes y de los discursos teóricos sin acciones concretas.  

A partir del ecofeminismo se abre una visión que invita a buscar nuevos caminos, iluminando incluso teorías teológicas para cambiar aspectos de su estructura patriarcal, violenta y excluyente. 

A partir del ecofeminismo se abre una visión ecológica antropológica, iluminando incluso teorías teológicas para cambiar aspectos de su estructura patriarcal, violenta y excluyente.

Propongo que utilicemos la nueva palabra “vidalogía”para comprender nuestras vidas desde otros parámetros no jerárquicos, sino interdependientes. Es el intento de considerar la vida como una diversidad de seres y de percepciones; de salir del significado escolástico de Dios “ser en sí mismo” y del significado bíblico “Padre creador” para dar lugar a la Vida o ‘Misterio Mayor”, o ‘Misterio de la vida’ que, en realidad, no son nuevos conceptos. 

En el caso del ecofeminismo se trata de alargar el concepto “vida”, de percibir su amplitud y pequeñez, su mezcla extraordinaria y su belleza. Poner la palabra Dios entre paréntesis en una sociedad jerárquica como la nuestra, en la cual el uso de la palabra Dios está presente en las más diferentes situaciones. No se trata solamente de una cuestión de palabras, sino de un proceso filosófico y educativo que busca una transformación amplia e inclusiva de nuestro mundo. 

Por una nueva comprehensión del cristianismo 

 ¿No es el momento de empezar a decir algo diferente? ¿De hablar del Misterio Mayor en el que vivimos y de que Jesús es nuestro hermano, quien marcó su mundo y marca el nuestro por su ética comprometida con la vida y no con la plata y el honor de los imperios? 

¿Qué sería de nuestro mundo si Él no fuera proclamado Dios? ¿Si no fuera reconocido como la segunda persona de la Trinidad, verdaderamente Dios y Hombre? ¿Y si pudiéramos hablar de una humanidad diferente, que se acerca a los caídos, a los prisioneros, a los sintecho y sin tierra, no como prerrogativa cristiana, sino como movimiento de las entrañas humanas que nos constituyen? La consecuencia sería la caída de las jerarquías religiosas, la simplificación estructural de las comunidades cristianas y nos acercaría a quienes expresan sus diferentes creencias y podríamos darnos las manos para salvar a los oprimidos, reconocer la valoración de las mujeres y el cuidado de nuestro Planeta, nuestro cuerpo mayor. 

¿Y si pudiéramos hablar de una humanidad diferente, que se acerca a los caídos, a los prisioneros, a los sintecho y sin tierra, no como prerrogativa cristiana, sino como movimiento de las entrañas humanas que nos constituyen?

No estoy negando la importancia de los textos bíblicos ni de la tradición teológica mundial. Propongo salir de las jerarquías religiosasy que cada persona observe y valore los nuevos tiempos y busque alternativas con sentido.

Breve conclusión 

Quisiera proponer una nueva incursión por la poesía de la vida, capaz de mover nuestra interioridad y hacernos mejores. Quisiera rescatar las producciones poéticas de nuestro mundo capaces de despertar ternuras y compromisos. Quisiera que no buscáramos la justificación de una autoridad todopoderosa, sino la de la brisa suave que nos da el aliento para hoy y el pan cotidiano. Quisiera proponer un silencio al academicismo religioso, económico, político, al mercado, a las muchas teorías teológicas del pasado y del presente y rescatar solo gestos inmediatos de misericordia y ternura. Quisiera, además, dar un grito colectivo por Gaza, un grito con consecuencias reales.

Y con eso quizás revalorar la vida y la Tierra sobre la cual cada día se organizan más guerras y se destruyen pueblos enteros. Para eso también hay que guardar el academicismo de la Biblia y de la Teología por un tiempo en nuestros archivos y bibliotecas. Hay que abrir solo las páginas de su poesía, de cuentos de encanto por la vida y en especial por el derecho de todas las vidas de vivir en su tiempo y en su espacio. De nuevo estoy en la poesía como un nombre de la esperanza que nos alienta, como sencilla luz en las tinieblas de nuestro tiempo. Luz y tinieblas que nos habitan hoy y siempre. Luz y tinieblas constitutivas de nuestra vida, siempre. SIEMPRE.  

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