Dina Al Ashi tenía 28 años, era madre de dos hijos y estaba embarazada de seis meses cuando comenzó la masacre en Gaza. «Los primeros meses de esta maldita guerra fueron mis últimos tres meses de embarazo». En un contexto tan adverso, reconoce que lo más difícil es ser madre y estar embarazada. En estos dos años, el número de partos ha disminuido en Gaza y el de los abortos se ha disparado. En un contexto tan caótico, la planificación familiar no existe, pero tampoco hay anticonceptivos. De las mujeres que se quedan embarazadas, «la mayoría no quieren tener al bebé», dice. La guerra es el peor enemigo de la maternidad.
El 24 de febrero de 2022 Rusia invadía Ucrania. En estos tres años “más de 2.000 instalaciones médicas han sido atacadas, al menos 81 de ellas relacionadas directamente con atención materna y salas de parto. Esto provoca una salida fuera del país de mujeres en edad fértil y las que se quedan viven su embarazo con un miedo terrible -no sólo por el momento del parto-; dan a luz en sótanos, en medio de bombardeos, sin tiempo para recuperarse de las cesáreas,… El miedo mayor es el futuro que espera a esos hijos e hijas que van a traer al mundo.
Liliia Eroshenko, ucraniana de 36 años, pospuso su maternidad durante tres años esperando que llegara la paz. Pero decidió no esperar más. Dio a luz a su hija Milana mientras las explosiones se escuchaban a pocos metros. “No queda ningún lugar seguro en Sloviansk. Oímos explosiones todos los días”, relató.
De Sudán no se habla, pero este país africano “registra la crisis humanitaria más grave del mundo, el mayor número de desplazados internos y hambruna en la región de Darfur Norte”. ¿Qué significa quedarse embarazada y ser madre en Sudán? Significa tener mucho miedo, miedo a cómo poder llevar el embarazo, a cómo y dónde poder parir y, sobre todo, miedo a cuál será el futuro de tu hijo o de tu hija.
Según un informe reciente de Naciones Unidas, “Mujeres embarazadas han dado a luz en las calles ya que los últimos hospitales de maternidad que quedaban fueron saqueados y destruidos”. Muchos de estos embarazos son consecuencia de violaciones llevadas a cabo por soldados que utilizan el cuerpo de la mujer como botín de guerra.
En este tiempo de Adviento en el que se nos presenta la imagen de María, una joven sencilla que asume su embarazo con cierta incertidumbre por no saber lo que va a pasar. María, que en sus últimos momentos de embarazo, a punto de dar a luz, va a vivir su experiencia como emigrante, desplazándose de Nazaret a Belén, 130 km. Y al llegar a Belén, en la posada no había lugar para ellos.
En este tiempo recordaremos el nacimiento de Jesús en una cueva, lejos de su hogar, pobre y sólo asistido por los que apenas tenían nada…
Estos hechos me han llevado a pensar en estas mujeres que hoy quedan embarazadas en medio de situaciones de guerra, violencia, desamparo… Que al menos en este tiempo no nos olvidemos de ellas y seamos capaces de descubrir a estas Marías actuales que buscan un lugar seguro donde poder dar a luz a la nueva vida, porque “cada nacimiento es un acto de esperanza”.
