Mª Carmen de la Fuente. cristianismeijusticia.net
Si Jesús de Nazaret naciera en 2025 y una semana antes del día que le esperamos, lo hubiera hecho en la nave B9 de Badalona . Durante dos años, allí es donde han encontrado acogida y comunidad a las personas que, huyendo de la violencia y el empobrecimiento de sus lugares de origen, han llegado al área metropolitana de Barcelona y no han encontrado hospedaje.
María y José habrían encontrado calor en las más de 400 personas que, como Ibrahim o Mamadou, han hecho de ese lugar abandonado el único hogar posible ante la negativa y la incapacidad de los servicios públicos y privados de ofrecer una alternativa digna. Esa nave sería la única puerta abierta, en medio del rechazo y el odio hacia las personas que migran y buscan refugio; sería el lugar en el que la vida sigue buscando espacios para hacerse presente, donde sostener la esperanza , a pesar de las condiciones inseguras e insalubres.
Ayer, este antiguo instituto abandonado fue desalojado con la autorización de un juzgado, la intervención de los cuerpos de seguridad del Estado y el orgullo de un ayuntamiento que niega el apoyo a las personas desalojadas. Ante el espacio y de forma pacífica, se manifestaban en contra las personas que vivían en él, con el apoyo de colectivos y entidades que les han apoyado y que han hecho todo lo posible para evitar el desahucio buscando alternativas de alojamiento. El equilibrio de fuerzas era tan desigual que no ha habido nada que hacer. La hostilidad se ha impuesto y las personas que vivían en la nave han «desaparecido», como desaparece toda realidad que no miramos, que escondemos más allá de las fronteras visibles e invisibles .
La nave B9 de Badalona ya no está habitada, ya no podrá ser techo por nadie. Si Jesús de Nazaret naciera hoy no encontraría acogida ni una comunidad de personas que fuera testigo de su nacimiento y que lo anunciara al resto. Un anuncio que debería llegar a todas aquellas personas que vivimos entre el desconocimiento, la indiferencia, el miedo y un ritmo frenético que no nos permite darnos cuenta de la vulneración de los derechos humanos y de una fraternidad universal que está continuamente negada.
El amor de Dios es mucho mayor, terco y resistente que el nuestro; por eso siempre encuentra lugar donde encarnarse y ser Buena Noticia . También lo hará esta vez, pero sólo nos daremos cuenta si estamos atentas a las fronteras, a los márgenes ya quien los habita.
[Imagen de Francisco Leão en Pixabay ]
