SINTIENDO LA CUEVA

Magda Bennásar Oliver, sfcc. feadulta.com

Hoy se habla mucho de repensar el cristianismo, yo lo apoyo por obvias razones y me atrevo a proponer, especialmente en estas fechas, re-sentir el cristianismo.
Me siento invitada a dejar por unos días “el gorro occidental” y a abrir de par en par el alma a la desnudez de la Palabra que acompaña las celebraciones de la comunidad cristiana.

Si nos predisponemos a sentir, a sentir con las entrañas, tal vez todo resulte menos frío, ya que la liturgia tiene sentido si está la vivencia. Sin la vivencia, la liturgia es un ritual que puede decir algo o no. Parece que dice poco a mucha gente y mi reflexión es que se intenta caldear con villancicos y mucho texto la ausencia de experiencia de cueva.

Me insiste Jesús en que me detenga a escuchar-sentir, el significado de la cueva para mi vida y la de la comunidad cristiana, y la de la familia.

La cueva no es un fin en sí mismo, es un fin de trayecto, es una etapa. Etapa imprescindible para comprender la encarnación. Es decir, el cristianismo no pasa de ser una buena ideología si no baja de la cabeza a las entrañas de la vivencia. La cueva es algo así como las entrañas de la humanidad, donde se siente la vida, porque es un espacio natural, sin cemento ni ladrillos, sin paredes medianeras, abierto.

La cueva es una apertura natural en la roca dura de la vida y por ello es espacio para refugio de la lluvia, de la ley, del desahucio y del frío físico y de nuestra interioridad.

La cueva está dentro de nosotros y fuera. Dentro, es ese lugar marginal de mi ser que no me gusta, porque es oscuro, húmedo y frío, no visitado porque me da miedo entrar. Y, a la vez es ese lugar donde es de noche, y no hay luz artificial, que intimida asomarse porque no sabes qué o a quién puedes encontrarte.

Tal vez, me estoy perdiendo encontrarme con personas que me miran con cariño y esa ternura me facilita soltar los amarres, tirar las paredes que nos han separado o dividido.

Es verdad que, estos días hay que hacer muchas cosas, pero sólo una es importante ahora, aclarar esa mirada, discernir ese miedo, desempolvar ese recuerdo, con el crío en el regazo, eso sí.

La cueva es esa apertura natural de la naturaleza que acoge y abriga y que Francisco de Asís en su vivencia de la Navidad nos la llena de naturaleza: animales, vegetación, riachuelos…todo expectante, todo en su estado puro.

Es la nueva creación, pues la que nos dieron hace casi 14 billones de años y que se ha venido haciendo, milagrosamente, célula a célula, molécula a molécula… a esa la estamos destruyendo, porque tenemos miedo a la cueva, a las entrañas de la vida, de la historia y de Dios, porque la cueva contiene a Dios hecho carne, como el seno materno contiene el niño que será.

En la de dentro, si logro dejar miedos y me asomo, me descubro habitada por el Amor. Ese crío sonriente y que cambia de color y facciones según donde el conflicto sea mayor, tanto si es con personas de mi familia, de mi comunidad parroquial o religiosa, como si es conflicto entre naciones que dejan sembradas de cuevas de refugiados la geografía de muchas zonas, lindantes con la cueva que él eligió. Tal vez por ello.

Para entrar en la cueva tengo que  agacharme .  ¡Ay de los que no sabemos agacharnos, nos perdemos el Tesoro! También para entrar en la cueva de la creación tengo que agachar el sentido de propiedad y respetar…y mucho más para entrar en la de las personas, es la manera de ir siendo constructoras de paz, bajando del pedestal en el que, casi sin darme cuenta, me encumbro.

Y, por último, y no por ello menos importante, la cueva no tiene paredes medianeras, es espacio abierto. Ahí nos encontramos.

Feliz Tiempo de Navidad en modo “cueva”.

Magda Bennásar Oliver, sfcc

Un comentario

  1. Una reflexión que tendríamos que hacer a lo largo del año mas a menudo …porque “Navidad es el abrazo que damos sin esperar nada a cambio. La mirada que escucha sin juzgar. La bondad que nace de los gestos pequeños que animan los días oscuros. La luz que en medio de la noche nos guía a lo que no vemos. Que nos encuentre atentos a lo que de verdad importa” Un abrazo de Espe

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