
Lo humano es más que una naturaleza una condición y es esta condición la que está en peligro.
Bernardo Pérez Andreo. religion digital
En los últimos tiempos se han puesto de moda las series. Son muchos los que están enganchados a Juego de Tronos, por ejemplo. Las cadenas de televisión de pago tienen un filón importante en este género que gana adeptos cada día y al que hay que proveer de nuevos productos que los mantengan enganchados. Es innegable la calidad artística de varias de esas series, incluso alguna llega a transmitir valores interesantes en el mundo en que vivimos. No es el caso de la serie The Terror, basada en la obra homónima de Dan Simmons. Esta serie está muy bien dirigida y cuenta con un elenco de actores que cumplen su papel decentemente, incluso alguno lo hace de manera sobresaliente, como es el actor que interpreta al capitán, pero los valores estéticos no deben ocultar el mensaje que transmite la serie: los seres humanos, puestos en situaciones extremas, pueden sacar lo peor de sí mismos en un mundo sin sentido. Alguno, movido por algo que quiere asemejarse a la compasión, es capaz de dar su vida, pero lo hará por nada, simplemente por no seguir viviendo una realidad terrible.
Aprovechando esta serie televisiva, que no es la única que atribuye el mal en el mundo a la supuesta ausencia de valores objetivos y a las acciones de los seres humanos llevados por su puro instinto de supervivencia, quiero mostrar cómo eso no es sino una propuesta ideológica que pretende exculpar al modelo de sociedad, lo que hemos llamado siempre el sistema, y descargar toda la culpa, y por tanto la justicia del castigo subsiguiente, en los seres individuales. Un repaso somero a las series que emiten principalmente Netflix y HBO, nos permite colegir que hay un sustrato ideológico en todas ellas. El mundo que reflejan es un mundo vacío; el ser humano está determinado por las fuerzas biológicas que lo dominan y por las consideraciones sociales que lo moldean; la naturaleza es un lugar inhóspito, generalmente, que pone a prueba a los seres humanos y les obliga a sacar lo peor de sí mismos; la sociedad, en fin, es un mero agregado de mónadas, cuando no algo meramente inexistente. Estas consideraciones sobre el mundo, el ser humano, la naturaleza y la sociedad están insertas en el paradigma utilitarista neoliberal. Este paradigma está conformado por un claro pesimismo antropológico de raigambre hobbsiana, un craso individualismo social de origen liberal y una visión economicista tanto de la naturaleza como de la sociedad, como expresión del más puro capitalismo voraz.