Porque querían brazos, pero llegaron personas

 Pepa Torres . alandar.org

Se acerca el 30 de marzo, Día de las luchas de las trabajadoras de hogar en el mundo. Una jornada que se viene celebrando desde 1988 con el objetivo de promover el valor del empleo doméstico y convocar acciones para reivindicar los derechos de quienes lo realizan, en su mayoría mujeres, y en nuestro país actualmente mujeres migrantes.

Las trabajadoras de hogar y cuidados no solo sostienen la economía de nuestro país y la de sus países de origen con sus remesas, sino que están protagonizando una de las luchas sociales históricamente más olvidadas: la del reconocimiento del valor social de su trabajo y el reconocimiento de sus derechos laborales. Como consecuencia de ello y de un trabajo inmenso de organización colectiva (movilización en las calles, alianzas con los colectivos feministas, diálogos y negociaciones en mesas de trabajo con agentes sociales y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social…), el Gobierno español ratificó el 9 de junio del 2022 el Convenio 189 de la OIT y aprobó un Decreto ley para ponerlo en marcha en septiembre de ese mismo año. Entre otras cosas, este avance ha tenido como consecuencia que, desde octubre del 2023, las trabajadoras de hogar y cuidados que estén dadas de alta en la Seguridad Social tengan derecho a la prestación por desempleo, aunque sin carácter retroactivo.

Sin embargo, sigue habiendo muchos motivos para seguir saliendo a la calle para visibilizar la vulneración de derechos de este colectivo de trabajadoras esenciales. Pues como corea Territorio Doméstico, una de las organizaciones más históricas en esta lucha, “Sin nosotras no se mueve el mundo “. Pero hay dos situaciones sangrantes en las que el Decreto no está  incidiendo. La primera es la realidad de las mujeres en situación irregular, que constituyen el sujeto colectivo de un auténtico mercado de trabajo sumergido, especialmente en régimen de interna, explotado y legitimado por una Ley de Extranjería, que las condena durante tres años a no poder tener acceso a otro trabajo. La segunda es la prevención de riesgos laborales y las condiciones de salud de estas trabajadoras.

Recientemente, la Plataforma por un Empleo de Hogar y Cuidados con plenos derechos de Madrid ha llevado a cabo una investigación en la que los resultados son “espeluznantes”.[1] Destaco algunos: de 400 trabajadoras encuestadas el 68% son de origen migrante, de las cuales el 25% se encuentra en situación administrativa irregular. El 36%  trabaja sin contrato ni estar dada de alta en la  Seguridad Social, de ellas el 39% trabajan como interna y el 35 %  trabaja más de 40 horas. Casi el 50% de las empleadas del hogar y los cuidados cobra por debajo del salario mínimo interprofesional, entre ellas el 56% son extranjeras y el 57% las más jóvenes, de 18 a 35 años. El 73% de aquellas que no tienen contrato de trabajo cobra menos del SMI. Solamente el 22% reconoce haber disfrutado de las vacaciones que le corresponden y solo el 13% disfruta de los días festivos establecidos. Un 27% de las que trabajan de manera informal denuncian no disfrutarlos, frente a un 8% de las empleadas formalmente. Un 22% afirma no tener ningún elemento de seguridad en su trabajo. Destacando que las trabajadoras que cuentan con la nacionalidad española tienden a estar más protegidas frente a los riesgos de su trabajo (72%) frente a las extranjeras (64%), al igual que las que trabajan de modo formal (en un 79% de los casos), frente a quienes lo hacen de manera informal (67%). Un 40% de las encuestadas reporta haber sufrido algún accidente mientras trabajaba.

Otro dato importante que aparece en el estudio es que el 83% de las empleadas de hogar ha padecido consecuencias en su salud a raíz de su trabajo. Destacando con un 67% dolores o molestias en zonas como muñeca, codo, hombro, seguido del agotamiento con un 57% y casi un 40% de problemas musculoesqueléticos. Quienes no cuentan con elementos de apoyo para el desarrollo de su trabajo declaran mayor afectación en su salud (84%), frente a quienes sí los tienen (79%). Las trabajadoras que declaran haber sufrido algún tipo de accidente laboral son también quienes reportan un mayor padecimiento en su salud física a causa de su trabajo: en un 98% de los casos frente al 73% de quienes no han tenido accidentes laborales. Un 44% de las empleadas de hogar encuestadas reconoce que ha ido a trabajar estando enferma. Sólo el 15% ha acudido al médico/a y le han reconocido la baja. Además, un 40% ha tenido accidentes o enfermedades en el trabajo y solo al 10% le han reconocido la enfermedad profesional o accidente laboral.

Por todo ello, este 30 de marzo las trabajadoras de hogar y cuidados seguirán poniendo el cuidado en el centro de la vida y el reconocimiento de sus derechos laborales, reivindicando como cantan en una de sus consigas “Nunca más cuerpos rotos por cuidar”.


[1] https://511a18c8-7046-427e-be8d-c0be073dd9e6.filesusr.com/ugd/94347a_fcb3b9b007b34c88a1941c3c9a23dd10.pdf

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